La iluminación es uno de los aspectos clave de la decoración. A fin de cuentas, el 80% de la información sensorial proviene del sentido de la vista, y una disposición incorrecta de los puntos de luz generaría vacíos y espacios en penumbra, que pueden afear cualquier estilo decorativo.
Con frecuencia, es recomendable emplear múltiples puntos de luz en lugar de uno central. Saber cómo distribuir focos en el techo ayuda a dispersar adecuadamente la luz, crear efectos de gran creatividad y alterar la percepción del espacio y el mobiliario.
Así deben distribuirse los focos en el techo
Separa y orienta los focos
La distancia entre focos en el techo es un parámetro de gran relevancia para la iluminación. Esta separación está condicionada por la altura del techo y el ángulo de los focos instalados. Por lo general, en focos ubicados a 2,5 metros y con un ángulo de 40 grados, la separación rondará 1 metro aproximadamente. No obstante, aspectos como la anchura del haz de los focos o su potencia en lúmenes alterarán estos valores.
Conocer de antemano la separación evitará cometer errores de decoración en focos en el techo, que después repercutirán en el bienestar. Existen buenas prácticas al respecto que permiten conseguir mejores resultados; por ejemplo, solapar entre sí los haces de luz para una mejor distribución de la luz.
Elige el número de focos justo y necesario
Es un error mayúsculo saturar el techo con puntos de luz simplemente para conseguir un mayor impacto visual. El exceso de iluminación también puede ser negativo, acarreando un consumo energético innecesario o el malestar de inquilinos e invitados. En este caso, menos puede significar más.
Por ello, estancias y salones con focos en el techo deben utilizar un número razonable de puntos de luz, con bombillas o LEDs con el rango de lúmenes adecuado. Para determinarlos, se recomienda valorar el número de metros cuadrados a iluminar, considerando además que no siempre interesa alumbrar toda la superficie disponible de manera uniforme. Las paredes, si están adornados con cuadros y tapices, pueden cobrar protagonismo con la exposición lumínica apropiada, mientras que tal vez interese dejar en penumbra otras zonas.
Emplea el estilo de iluminación más conveniente
La iluminación puede adoptar múltiples estilos, clasificables en tres grupos: (1) la iluminación directa, que se enfoca hacia el objeto en lugar de al techo, elevando su intensidad lumínica pero produciendo sombras marcadas; (2) la iluminación indirecta, que se refleja en el techo, la pared u otra superficie, con idea de que esta disperse la luz de forma homogénea, y (3) la iluminación mixta, que combina las dos anteriores para generar el ambiente deseado. La elección de cualquiera de estas soluciones dependerá de las propias necesidades.
Adapta la iluminación a su entorno
La adaptabilidad es una de las razones para comprar focos LED gracias a la polivalencia de estos dispositivos frente a otras soluciones. La versatilidad de estos ayuda a configurar iluminación de focos en techo en función de las necesidades de la estancia. Porque una cocina y un dormitorio no comparten las exigencias lumínicas de un salón, como es lógico.
La iluminación es protagonista en escaleras, donde los focos deben distribuirse para procurar una luz homogénea, a fin de evitar percances. Un excelente complemento a los focos del techo son los apliques laterales y las tiras de led en el frontal de cada escalón. En manos adecuadas, esos recursos ofrecen efectos decorativos de ensueño.
Mientras que la dispersión de luces es necesaria en escaleras y pasillos, los salones exigen una iluminación central, preferentemente en torno a una mesa, desde la que pueda esparcirse en derredor de manera eficaz.
En dormitorios y otras estancias se precisa un tipo de luz más cálida y tenue, para proporcionar un mayor relax. Dos son las soluciones recomendadas: una lámpara única sobre la cama o el escritorio, o una combinación entre esta y 1-3 lámparas de mesa dispersas por la estancia. Esta es una respuesta adecuada a la cuestión de cómo distribuir luces en una habitación.
La iluminación también es protagonista en la cocina, donde es indispensable para manipular los alimentos. Una de las soluciones más populares consiste en instalar lámparas colgantes sobre la encimera central. Una alternativa apropiada son los focos empotrados. En caso de estar separados los elementos centrales (una encimera y una mesa comedor, por ejemplo), se aconseja optar bien por dos grupos lumínicos o bien por una iluminación central capaz de dispersar su luz de manera uniforme.
Sintetizando lo anterior, la distribución de luces en techos depende de una separación y orientación conveniente de los focos, de su estilo y número más adecuados, del nivel de lúmenes de las luces elegidas y de su adaptación en conjunto a la estancia que se desee iluminar.