Todo lo que debes saber sobre luces LED que ahorran energía

El ahorro energético es uno de los principales motivos de compra de las bombillas LED. Sin embargo, esta tecnología presenta otros alicientes, desconocidos para el gran público: su durabilidad multiplica por quince a la de bombillas halógenas, son más asequibles y sostenibles de producir, ofrecen múltiples aplicaciones, y las posibilidades de su diseño son prácticamente ilimitadas

Desarrolladas como una alternativa más económica a las bombillas actuales, los focos LED ahorran energía y constituyen la alternativa más extendida a la iluminación halógena desde que la Unión Europea prohibiera su comercialización en septiembre de 2018. Por entonces y ahora, la tecnología de diodos emisores de luz, o LED, era la principal apuesta de los Estados de la eurozona. ¿Todavía no sabes por qué?

Focos LED, una tecnología con múltiples beneficios

Ahorro energético garantizado

Economizar en la factura de la luz sin renunciar a una iluminación óptima: tal es la propuesta de valor de las bombillas LED, una tecnología que reduce el consumo energético en casi un 90% en comparación con los sistemas tradicionales. De hecho, la potencia lumínica de estas bombillas de 5 vatios iguala a la de sus rivales incandescentes de 40 vatios.

Incluso ignorando que los focos LED gastan menos luz, esta tecnología atesora propiedades que la hacen más segura que sus alternativas. Por ejemplo, apenas se calienta en funcionamiento, de manera que no tiene que ser situada fuera del alcance de niños y objetos inflamables.

Elevada resistencia y fiabilidad

Otra de las cualidades de las bombillas LED de bajo consumo es la resistencia. Los impactos, el frío excesivo o las vibraciones continuas provocan apagones y roturas que los diodos emisores de luz no sufren. Esta tolerancia en condiciones difíciles convierten a los LEDs en una solución acertada para instalaciones y áreas exteriores, donde su fiabilidad no se verá mermada pese a las inclemencias meteorológicas o las vibraciones generadas por maquinaria pesada, por ejemplo.

Ilimitadas posibilidades de diseño

Este tipo de bombilla de bajo consumo se integra de modo más orgánico en la decoración de oficinas y viviendas gracias a unas ilimitadas posibilidades de diseño. Y es que los LEDs varían en tamaño, apariencia y color. Se las puede agrupar en racimos para iluminar jardines y espacios exteriores, así como alinear para atenuar el ambiente de salas de museos, pasillos de edificios públicos, etcétera. A propósito de este punto, quizá te interese saber las mejores formas de iluminar una vivienda con focos LED.

Ecofriendly

Hablar de LEDs es hacerlo de un sistema de iluminación sostenible. Se estima que sus costes de explotación son un 200% menores a las bombillas tradicionales. Otras estadísticas apuntan que el remplazo de luces halógenas por LEDs conllevaría una disminución anual de 160 kg de emisiones de dióxido de carbono por unidad.

A largo plazo, la tecnología de diodos emisores de luz promete ser biodegradable. En 2016 científicos de la Universidad de Erlangen-Núremberg (Alemania) desarrollaron unas bombillas LED elaboradas con materiales orgánicos capaces de biodegradarse.

Versatilidad

Otra de las fortalezas de la iluminación LED es su elevada versatilidad. A diferencia de las bombillas comunes, estas presentan un mayor abanico de usos y aplicaciones. Por ejemplo, en lugar de dispersar sus haces de luz, los LEDs pueden concentrarse direccionalmente para alumbrar vitrinas y obras de arte, tablones de anuncios, etcétera. Igualmente pueden emplearse para lograr efectos decorativos (las tiras multicolor de LED reciben un uso extendido en escaparates, p. ej.).

Por otra parte, los focos LED carecen de radiación infrarroja, causante de incrementos en la temperatura en la zona de aplicación de la luz. Por esta razón, los LEDs son una iluminación ideal en galerías de arte, librerías y otros entornos similares.

Una inversión para toda la vida

Por último, las bombillas LED que ahorran energía son una inversión duradera. Mientras las halógenas ofrecen una vida útil inferior a las 3 mil horas y las de bajo consumo alcanzan las 15 mil, las LED pueden superar las 50 mil horas, nada menos. Determinadas estimaciones sugieren que algunos de estos focos pueden extender su vida útil más de dos décadas.

Esta sorprendente longevidad es el resultado de una alta eficiencia energética y unos niveles mínimos de calor. Además, la tecnología LED carece de frágiles filamentos que puedan deteriorarse con el paso del tiempo, ni parpadean en su fase final. Su desgaste se hace patente en una depreciación lumínica que reducen su intensidad y utilidad a medida que se aproxima su límite.

Así pues, en respuesta a cuáles son las bombillas que menos consumen, las LEDs aparecen como la opción más acertada, y no sólo para los consumidores ahorradores, pues su diversidad de diseños, vida útil y sostenibilidad las aproximan a un público cada vez más numeroso.

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